Hoy en día
el diseño gráfico es una actividad profesional,
como muchas otras formas de hacer dinero, que se desarrolla dentro de una red
de relaciones entre diversos implicados, que deben respetarse mutuamente.
Si
entendemos la ética aplicada como la disciplina que investiga sobre las
relaciones entre todos los protagonistas o implicados de algún sector, grupo
social o empresa. No pretende decirnos como
se tiene que ser, sino mostrar qué formas de relación hay. Reflexionar
sobre el mal en relación con el bien y sobre las formas de gestionar la
diversidad. La ética aplicada traduce los cambios sociales, tecnológicos y científicos
a principios, o normas, de carácter moral lo más universales posible.
Reflexiona sobre cuestiones de método, de orden, de límites, de validez, de
existencia. Es la teoría del desarrollo de los principios éticos generales en
conexión con la esfera de los hechos concretos.
Normalmente
todas las éticas aplicadas deben cumplir unos principios generales:
•
Principio de beneficencia: quien aplica la
ética quiere hacer el bien.
•
Principio de no-maleficencia: cuando no es posible
hacer el bien, es necesario implicarse para no hacer el mal.
•
Principio de autonomía: cada sujeto es
responsable de él mismo y no reductible a cualquier otro. No se puede hacer el
bien sin contar con la persona que lo está reclamando (usuario-cliente).
•
Principio de rigor (integrity): una ética aplicada
no es un esquema propagandístico sino una exigencia global que abarca la
totalidad de la persona y de las relaciones sociales.
•
Principio de justicia: es necesario
repartir con equidad y imparcialidad los recursos escasos. Este principio actúa
como punto medio entre la autonomía y la beneficencia.
•
Principio de transparencia (openness): este
principio evita cualquier privilegio.
El diseño
gráfico debería tener un código ético,
es decir, un documento consensuado entre profesionales, del mismo gremio y de
los relacionados con él, que explicita las responsabilidades morales que
provienen del ejercicio de una profesión y las expectativas que los usuarios
tienen derecho a exigir en sus relaciones con un profesional y con una
corporación». Entendemos por tanto que el código deontológico tiene más de
reglas del juego consensuadas, que de leyes divinas sobre el bien y el mal.
Clientes, diseñadores, consumidores, fabricantes, proveedores, asociaciones
profesionales, estado, impresores, estudiantes de diseño, distribuidores,
comerciales son algunos de los implicados que deben de dotarse de unas normas
formuladas a partir de unos principios mínimos que aseguraran el buen
desarrollo del juego.
Por tanto me
gustaría que reflexionásemos como profesionales en la ética aplicada al diseño
gráfico y que esas ideas se pudieran concretar en un código ético.